martes, 22 de enero de 2013

Los pinchaúvas



Sobre todo, mediante la red, vamos conectando personas vinculadas con la administración de una u otra manera que buscan el cambio, mejoras, que creen que es posible una administración mejor, al servicio del usuario.

Cuando los vas conociendo, los vas admirando, te ponen las pilas,... Desearías que las iniciativas que han llevado en su puesto de trabajo, consumiendo parte de su tiempo libre, robando dedicación a sus familias, se llevaran a cabo en tu trabajo.

Pero, en esas conversaciones, a veces sale a colación la relación con los superiores. Esos que reciben un día sí otro también un toque en el despacho con un "¿Se puede?" en los que les dices que todo funcionaría mejor si hacen esto, o que haciendo esto otro no han tenido en cuenta aquello, ... Pero, en general, ante cualquier iniciativa suelen recibir un "muy bien pero y si además... también..."

A veces conoces a esos superiores y, curiosamente, cumplen con la premisa de que todos deseamos lo que no tenemos. Hay algunos que se quejan porque su equipo es muy pasivo y les gustaría tener más proactividad. O que son poco innovadores. Luego están lo que cuentan entre sus trabajadores con "elementos proactivos" y entonces comentan que les gustaría, alguna vez, algún día, proponer una iniciativa y no oir veinte peros. O simplemente oir "muchas gracias, ¡Qué bien!". No tener permanentemente la sensación de que aún podría hacerse todo mucho mejor.

Ese carácter tan creativo, esa actitud imprendedora, esa permanente capacidad de opinar y aportar ¿No hace que os perciban, a veces, como unos "pinchaúvas"?




4 comentarios:

  1. Sí, pero prefiero ser un pinchauva a un palmero.
    Pero ojo, con la flexibilidad suficiente para reconer y aplaudir los microavances. No caigamos en el error del todo o nada ;-)

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  2. Muchas gracias David,
    Sí está esa esencia que nos gusta de evitar ser palmero. O simplemente, pasivo.

    Pero poniéndose en la parte del que tiene que coordinar un equipo hago la siguiente comparativa: Cuando un empleado trabaja con su responsable, el responsable no tiene que palmearle ni criticarle constantemente. Se aprende valorando el buen desempeño pero indicando en qué aspectos se puede mejorar.

    Ahora estoy convencida que lo mismo ocurre en sentido ascendente. Lo que ocurre es que no estamos, todavía, acostumbrados a esa retroalimentación hacia arriba.

    Hablábamos en un curso esta semana de la "falta de reverencia" de los inconscientes que creemos que a "venerables personalidades de la administración" se les puede decir cómo actuar o trabajar.

    Quizás sea inconsciencia. Pero ¿No es esa la forma de hacer que las cosas cambien? ¿Atreverse a pedir algo que hasta ahora no se podía hacer?

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  3. Yo creo que esto tiene bastante relación con eso de lo que estás hablando:
    Hofstede's cultural dimensions theory

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  4. Es arrojo y valentía.

    Exponer críticas constructivas públicamente es necesario.
    Dentro de las organizaciones el cauce jerárquico habitualmente frena las iniciativas que se proponen y quedan en un cajón escondido. Cundo alguien públicamente en un foro abierto propine las iniciativas y quizás incomoda a un directivo que habitualmente solo se expone lo positivo y se esconde los aspectos negativos. Ocurren estas situaciones:

    a) el resto del público conoce algún dato que se desconocía PUBLICAMNETE por ser una información poco difundida.

    b) califican de crítico "pinchaúvas" al que expone otra visión.

    c) el directivo tiene tres opciones:
    c1) averiguar quién es el irreverente para informar a sus superiores de la actitud del crítico , para retirar sus posibilidades de promoción por deslealtad.

    c2) olvidar el tema una vez pasado el trago.
    c3) interesarse por el tema y llamar al irreverente para conocer mejor la crítica y la propuesta realizada.

    La opción c3 es la que menos ocurre por desgracia.
    Si eso es ser pinchaúvas ojala existieran muchos más criticas constructivas pues halagos hay por doquier y la sobreactuación no es positiva pues anestesia los aspectos que hay que mejorar en las organizaciones aunque haya que remangarse y esforzarse por cambiar la reglas y el entorno donde se desarrolla la actividad, pues esa es la responsabilidad del directivo.
    Me reconozco como transformador y futurista.
    Me quedo con la frase:
    "No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo”. Albert Einstein

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