lunes, 13 de febrero de 2012

¿Por qué sé que la administración se transformará?

Ningún cambio es fácil pero el del cambio cultural en la administración tiene tintes de heroico. Sin embargo hay veces en las que te llegan señales que te reafirman en que es el camino que nos toca andar hoy, incluso de que cada paso que se da es una conquista sin vuelta atrás.

Lo que viene a continuación es un texto para ser guardado y releerlo. Alguien cercano lo ha hecho público y merece con creces un espacio en este blog.

Hace meses en mi área nos vanagloriábamos de tener un buen ambiente de trabajo, de ser un grupo saludable, de estar contentos con el trabajo que desempeñábamos. En aquéllos tiempos nos creíamos con capacidad de definir nuestro propio puesto de trabajo, de llenarlo de contenido y de darle un proyección trascendental. A través del trabajo también cabía realizarse. La administración podía cambiar. 


Estábamos seguros de que el ambiente laboral dependía totalmente de nosotros. Hicimos de la amabilidad una norma de comportamiento. 


El corpus teórico de esta experiencia venía definido por una iniciativa de mejora que en clave interna llamamos Nuestro_GPW en referencia a Great Place to Work, la batuta corría al cargo de alguien del equipo y a los distintos grupos de trabajo se apuntó una buena parte de las personas del área. En nuestro jefe teníamos un gran animador. Un breve documento titulado "Nuestra filosofía de trabajo" que resume el quehacer de nuestro_gpw, es el reflejo del optimismo, la frescura, la confianza y ganas de cambio que experimentábamos por aquel entonces.


Al hilo de los nuevos tiempos, se pone de moda el gobierno abierto de Obama. La misma persona sigue con la batuta y hace de la administración deliberativa, con la participación y la transparencia como patas fundamentales, la bandera que va a seguir animando al área. Creímos, y seguimos creyendo, que la administración debe cambiar. 


Hemos acabado con lo bueno, ahora pasamos al gris oscuro. Los nuevos tiempos también traen cambios en la gestión. Se elimina todo vestigio de participación disolviendo grupos de trabajo y se eleva la transparencia a tan altas instancias que desaparece por completo. 


Nos hemos quedado sin horizonte y a cambio ¿qué queda? Tristeza, desasosiego, impotencia y mala leche.

No puedo soportar unas prácticas que están totalmente alejadas de principios que para mí son ya irrenunciables: participación, transparencia y colaboración. Suena hueco, pero ya somos muchos los que creemos que es la única vía hacia una administración más eficaz y más volcada en el servicio a los ciudadanos.”


Los pasos en este nuevo modelo de administración son difíciles y no tan rápidos como muchas veces nos gustaría, pero sin duda son irreversibles. Puede parecer paradójico, pero precisamente este grito de inconformismo es la mayor garantía de que los cambios llegan para quedarse y que los intermedios de oscuridad, son eso, sólo intermedios.

Cada persona dentro de la administración que reclama renovación, que busca llenar de contenido su puesto de trabajo, es un motor de cambio imparable que hará que finalmente la transformación que la administración necesita se imponga.