miércoles, 26 de octubre de 2011

¿Cómo te llevas con el personal de limpieza?



Una de las cosas que más me sorprendió en mi primer trabajo "cualificado" fué la invisibilidad del personal de limpieza.

En esa empresa trabajaban dos operadores de 12 de la noche a 8 de la mañana y el resto trabajábamos de 8 a 15 h. Cuando coincidían en la salida con la entrada de sus compañeros, todos los saludaba por su nombre y les preguntaba qué tal estaban. Sin embargo, el personal de limpieza permanecía ahí hasta las 10 de la mañana y nadie les dirigía la palabra.



En mi puesto actual, el personal de limpieza ha ayudado a detectar un misterioso fallo eléctrico (alertaron que quizás encontrábamos los fusibles disparados todas las mañana a causa de un aire acondicionado permanentemente encendido en un despacho de una persona de vacaciones), a destapar la maliciosa "sustracción" una cafetera (a un funcionario le puedes bajar el sueldo pero nunca quitarle el café. La gravísima crisis de la cafetera, que casi paraliza la actividad, se resolvió cuando el personal de limpieza alertó de haber limpiado un sospechoso regero marrón a las 5 de la mañana) y, también, de problemas de aislamiento en determinadas salas con material informático (cuando había tormentas nocturnas detectaban charcos de lluvia junto a las ventanas. Los limpiaban sin más. Si no nos lo hubieran indicado, jamás lo habríamos sabido).

Si no tuviéramos una relación cordial con el personal de limpieza jamás habría habido lugar a ese intercambio de información. Si no se hubieran sentido legitimados a hablar jamás habrían apuntado las soluciones a problemas que nos oían debatir a 5 "sesudos" ante misterios sin resolver como "cómo se llegan a mojar estos papeles" o "por qué por las mañanas están disparados los fusibles". Pues, a veces, sus aportaciones han surgido al oirnos tratar los problemas mientras desarrollaban su labor.

Os propongo que reflexionéis sobre la relación con esta parte tan frecuente de los equipos de trabajo si os interesa la administración deliberativa.

Si rechazas la posibilidad de aportar algo del personal de limpieza, también puede que te parezca irrelevante la aportación del grupo de bedeles, del equipo de seguridad, de los escalafones más bajos de la jerarquía. Quizás también de los mandos intermedios y así hasta llegar a que sólo te parezca relevante las aportaciones de tus colaboradores más directos.

Mi experiencia es que parte de los más reticentes a la introducción de la filosofía deliberativa es precisamente por considerar que quien no posea un puesto de responsabilidad no es capaz de aportar buenas ideas a resolver un problema.

Los que queremos la implantación de esta forma de trabajo tenemos muy claro que queremos que nuestros responsables valoren nuestro conocimiento pero ¿valoramos nosotros el conocimiento de todos?

Sabemos que es importante establecer canales de comunicación y de la necesidad de mantenerlos abiertos pero, a veces, todo empieza por algo tan sencillo como decir buenos días y comentar el frío que hace hoy.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Culpables

Hace días que le voy dando vueltas a algo y hoy Amalio Espinosa en “Los funcionarios no somos el problema, sino la solución” y Sergio (Sergio es Sergio sin más que es amiguico) con "Los funcionarios: de los objetivos a la creación de valor" hablan de algo parecido en sus blogs, así que me parece buen momento para retomar algunas de sus ideas.

El tema en cuestión es el papel que nos están asignando a los funcionarios en esta crisis que parece que va para largo. Sin saber cómo hemos pasado de ser parte de esa clase media víctima de esos mercados tan mal encarados a ser culpables de la situación actual.

Eso sí, no somos los únicos culpables, van pasando por el punto de mira los políticos (esos son los peores), los controladores a los que se les aplicó una legislación laboral sobre la marcha donde se eliminan derechos básicos, los farmacéuticos que con lo que ganan bien pueden estar sin cobrar una temporada, por supuesto los funcionarios con una campaña de acoso y derribo y 2 bajadas consecutivas de sueldo, la del 2010 y la “escondida” del 2011, la eliminación de liberados sindicales que total para lo que hacen, y lo último son los profesores que ya es hora de que arrimen el hombro.

Supongo que muchos funcionarios cuando lean esto pensarán, hombre yo no, pero los políticos, los controladores y los sindicalistas… esos sí. Bueno, no es mal ejercicio que cada uno reflexione sobre la parte que le toca.

A mí no me gustan los recortes, ni los económicos, ni los de derechos, pero hay otra cosa que me preocupa más y es el enjuiciamiento y la campaña de descrédito que acompaña al colectivo implicado.

Cuando alguien se siente atacado lógicamente se coloca en una actitud defensiva y
cuando se está defendiendo no está en la actitud necesaria para que surja la creatividad, la colaboración o la implicación.

Respecto a esto leía ayer que existen dos mecanismos de supervivencia: el crecimiento y la protección, y ambos no pueden operar al mismo tiempo.

¿Dónde quiero ir a parar?. Pues intento explicar que me preocupan varias cosas:

* la primera es que la corriente de cambio que está surgiendo desde dentro de la administración se vea frenada por lo que muchos sentimos como ataques injustificados,

* me preocupa también que no seamos capaces de explicar la realidad de la administración sin caer en corporativismos que cieguen los puntos a mejorar,

* que defendamos el modelo de servicio público en el que creemos sin la flexibilidad que necesita hoy el contexto económico,

* pero sobre todo lo que finalmente no me gustaría es que volcáramos nuestros esfuerzos en protegernos y no en crecer… y las AAPP son estructuras que necesitan crecer hasta alcanzar el grado de madurez que permita el pleno desarrollo de las capacidades de sus funcionarios.

Esa es la reestructuración que necesita la administración y lejos de la prepotencia que el señor Rosell ve, cuando pienso en estas cosas a mí me viene a la cabeza una frase de Richard Feynman "Todos nos entristecemos cuando pensamos en las maravillosas capacidades que parecen tener los seres humanos y las contrastamos con los pequeños logros conseguidos. Una y otra vez se ha pensado que podríamos hacerlo mucho mejor”.

Si tengo que elegir un modelo para la administración me quedo con el de Feynman que por cierto era un señor muy listo y no con el de Rosell al que parece que le gusta hablar de más.

jueves, 4 de agosto de 2011

Una mirada al Norte

Hoy escribo sobre la tragedia de Noruega, y quiero hacerlo porque es imposible construir una administración humanizada en una sociedad deshumanizada.


Los países nórdicos han supuesto para mí una referencia en su modelo social. Admiro su compromiso con el bienestar social, con su identidad cultural y con lo que han construido poco a poco y en silencio sin entrar en el juego de las superpotencias.

Me dolió profundamente el horror causado por Breivik. Ante todo me dolió y me duelen esas casi 80 víctimas, esa caza humana de adolescentes que pone la carne de gallina.


Creo que puedo entender el sufrimiento de los padres, novios y amigos de esos casi niños ante el vacío que queda por una desaparición que no te puedes creer. Como si te lo hubieran arrancado de los brazos...

Pero hay otra cosa que también me duele. No sé si llamarlo dolor social. Es la solidaridad que se despierta ante una sociedad que ve cuestionado su modelo. Es algo así como plantearse que si el modelo nórdico tampoco vale, ¿cuál es la respuesta?

Una semana después vemos las respuestas al dolor:

* Jens Stoltenberg, el primer ministro noruego dice "responderemos al odio con amor. Vamos a demostrar que nuestro movimiento socialdemócrata es capaz de responder con compasión".

* Arnt Hargen, del partido opositor dice de su contrincante político: "nos ha dado una lección a todos".

* En uno de los primeros entierros de las víctimas, una chica musulmana de 18 años de origen iraquí, sus padres quisieron que la ceremonia se hiciera conciliando elementos islámicos y cristianos.

Esas reacciones que me resultan tan difíciles de trasladar a la sociedad española hacen que siga mirando al Norte con una admiración renovada.

Noruega tendrá que reflexionar sobre cómo su sociedad puede generar monstruos como Breivik, tendrá que aprender a protegerse y tendrá que mediar con los movimientos xenófobos que los van contaminando, pero sigue siendo una sociedad ejemplar que apuesta por invertir en servicios públicos como medida de progreso y donde la creación del estado de bienestar no es una consecuencia del progreso económico, sino la inversión que genera ese progreso.

viernes, 15 de julio de 2011

Mi príncipe innovador sigue sin aparecer

Cuando eres funcionario, puedes encontrarte con la terrible experiencia de descubrir que en tu puesto no van a ser innovadores ni te lo van a permitir. Que la transparencia se limita a cumplir la ley. Y que la jerarquía consiste en las comunicaciones sólo funcionan de arriba a abajo.

Esto, unido a que tu puesto es fijo en el más amplio sentido de la palabra (Fijo porque no van a venir a desperdirte, vale, pero fijo porque moverte es toda una odisea que puede durar varios años, promocionar no consiste ni en tener méritos ni en merecerlo.), hace que una inmensa nube negra se cierna sobre tu cabeza.

Sobre todo porque llevas años encadenando decepciones al comprobar que ese cambio de superior, esa nueva designación con la legislatura, esa nueva promesa de que va a venir alguien a mejorar la gestión, no es más que más de lo mismo. Como bien decía Enrique Sacanell, los funcionarios estamos siempre esperando a nuestro príncipe azul

¿Qué hacer cuando asumes que no va a venir a rescatarte?


Hay una opción, muy extendida entre los más emprendedores e innovadores, que es salir de la rueda y establecerse como consultores independientes al servicio de la administración.

Esta alternativa tiene una gran ventaja. Posees gran movilidad y puedes ir a trabajar con aquellas personas, de dentro y fuera de la administración, que coincidan con tus intereses y que puedan aprovechar tus habilidades.

Pero también tiene grandes desventajas. Desde luego, que no es una alternativa inmediata. No es una decisión que se pueda tomar en 24 horas. Y, además, exige una apuesta económica, con cierto riesgo y una fuerte inversión en cuanto a tiempo propio que no todas las circunstancias familiares permiten.

¿Y si decido seguir prisionero en mi torre?

Hay una alternativa que es asumir que los cambios no son inmediatos. Que nuestra labor de cambiar la administración más que con una apisonadora tiene que compararse con la gota que horada la roca.

Si tu vecino no te habla pero si, siempre que le ves, le dices “buenos días” acabará por saludarte. Lo mismo ocurre en el trabajo. Intentarás una vez, dos, cien, implantar una pequeña mejora y te dicen que no, pero, suelen irse acabando los argumentos con el tiempo y te permiten ese cambio.

Normas para la supervivencia durante el cautiverio

Si se opta por esta vía es importante saber que una pieza fundamental es la resistencia física y mental propia. En estas circunstancias el cambio va a ser muy lento y duro y hay que estar preparado para que el desgaste sea mínimo.

Otra opción fundamental es saber que la motivación, el trabajo bien hecho o el crecimiento no tiene por qué limitarse al ámbito laboral. Uno puede ser una pieza más del mecanismo durante el horario de trabajo pero buscar intereses que llenen esas inquietudes: proyectos fuera del trabajo, formación y colaboración con otros innovadores, simple autoformación, colaboración en red,...

También hace falta crecimiento personal. En esta circunstancia es importante saber perdonar, olvidar y evitar rencores. Cualquier momento es bueno para volver a intentar una mejora, volver a hablar con quien tenga posibilidad de hacer el cambio, buscar nuevos argumentos, … Y guardar rencillas pasadas sólo son más piedras en nuestro propio camino hacia un trabajo satisfactorio.

La información siempre es un gran aliado. Generar y difundir información ayudan a crear corriente de opinión que supondrá un caldo de cultivo donde sea mucho más sencillo implantar novedades.

Las pequeñas experiencias positivas también generan disposición a que estas vayan generalizándose. Por eso, saber descuartizar un gran proyecto de innovación en minúsculos fragmentos que puedan ir implantándose sin demasiado ruido es una alternativa en esta modalidad.

Mantener la demanda constante también es importante. Un ritmo de demanda constante y activa, buscando en todos los perfiles susceptibles de intervenir en la mejora también ayuda a crear la cultura. No nos engañemos, quien tiene capacidad de cambio, lo sabe. Y, la demanda de empezar a hacer las cosas mejor, a todos nos llena.

Esta opción también puede suponer la creación de alianzas e intercambios entre unidades no conectadas por razones de funcionamiento pero sí por ideología de trabajo. Lo que vuelve a suponer la creación de una cultura dentro de la organización.

Y mantener la vista en que siempre, en cualquier momento, es posible dar el paso a un cambio que suponga un balón de óxigeno para nosotros: cambiar de puesto, salir de la rueda, encontrar otros intereses, … mientras tanto, no queda otra que abandonar el traje de princesa y convertirse en la gota sobre la roca.


lunes, 4 de julio de 2011

Entre alberges y subcontrataciones

Una de las principales bazas en este empeño de adelgazar la administración es la subcontratación o incluso la externalización de servicios. Esto planteado así, supongo que a la mayoría de la gente de a pie no le suena mal. Si además le ponemos la etiqueta de la colaboración entre el sector público y privado, incluso a alguien como yo, funcionaria de pro puede sonarle bien.

Pero entonces termina mi jornada de trabajo, me pongo mi traje de ama de casa y me bajo al mercado de mi barrio. Allí entre "kilo y medio de ternasco" y "llévate los alberges que vienen muy buenos" me pregunto qué clase de economía esquizofrénica nos están vendiendo, donde los criterios para reducir gasto público son los contrarios a los que sigue cualquier familia para ahorrar en su casa.

En muchas casas cuando tienen que hacer cuentas porque la cosa está muy achuchada uno de los principales candidatos para reducir gastos son esas pequeñas externalizaciones a los que mucha gente acude: la señora que nos ayuda en casa, el cuidado de los niños ("a ver si ahora con fulanito en el paro, o tirando de abuelos pasamos el invierno"), etc

Debe ser que tengo muy interiorizado ese papel de ama de casa, pero cuando analizo las subcontrataciones que veo en mi entorno lo que veo es:

* Subcontratar es caro y suele ser ineficiente. Seamos honestos con las números de las AAPP y analicemoslos desde una perspectiva global, no con la trampa de las partidas. Reducir el tan traído capítulo I, no siempre repercute en menor costo final del servicio que se ofrece.

* Los grandes beneficiarios de las externalizaciones suelen ser las grandes empresas y multinacionales que son las que se llevan la mayoría de los concursos públicos, pocas pymes compiten en ese mercado. Así que salvo excepciones no generan riqueza en el entorno.

* La subcontratación origina una serie de funciones que serían innecesarias en otro modelo: se crea la necesidad de controlar la ejecución de lo contratado y son necesarios los intermediarios/traductores del usuario final con la empresa finalista, papel en el que yo muchas veces tengo la sensación de jugar al teléfono roto.

Las empresas medianamente serias exigen esa figura de interlocutor en el lado de la administración y aún así hay unas escalofriantes cifras de aplicaciones informáticas pagadas y nunca utilizadas en la AP que deberían dar que pensar a más de uno.

Son las consecuencias de complicar el sistema.

* Por último, si hay algún elemento donde puedan cometerse irregularidades es el los concursos que es donde se manejan cantidades de dinero elevadas y donde los términos en los que se redacten pueden favorecer o perjudicar a los posibles candidatos.


A lo mejor el secreto para tener políticas públicas más efectivas consiste en cambiar la cartera de ministro por el carrito de la compra.

miércoles, 22 de junio de 2011

Una administración que escucha

Esta mañana en la radio han entrevistado al ministro de Trabajo. Ha dicho varias cosas dignas de comentar, pero me quedo con una que me ha llegado especialmente. Valeriano Gómez decía esta mañana que los trabajadores deben implicarse con los problemas de sus empresas. Y cuando lo decía yo no podía evitar acordarme de una anécdota que me contó una de mis amigas hace unos días.

Mi amiga trabaja junto a otras 4 personas en un servicio que depende de la comunidad autónoma. Así que ya veis que hablamos de funcionarios. Últimamente se habían encontrado con varios asuntos que ellos solos no podían resolver y como lo de dejarlos en punto muerto no les encajaba decidieron escalarlos para buscar una vía de solución.


Unos días después habló con ellos un mando intermedio que habitualmente está en contacto con el responsable político al que habían intentado comunicar la situación. La respuesta que les transmitió fue: “… por cierto, que ya ha llegado vuestro escrito a quien tenía que llegar…y no os preocupéis, que no os va a pasar nada”. Ante la mirada ojiplática de mi amiga y sus compañeros les repitió: “sí, tranquilos, que no va a haber represalias. Ya sabéis que a los jefes no les gustan los problemas”.

Con esa respuesta se perdieron varias cosas:

* Se dejó pasar la oportunidad de resolver una situación difícil q repercute directamente en los usuarios de ese servicio. Esos que luego acaban cuestionando la viabilidad del sector público.

* Se dieron razones de peso para perder la confianza en ciertos gestores públicos

* Y otra más, precisamente la que reclamaba hoy el ministro. Esta forma de actuar hace muy difícil la implicación de esos 5 empleados públicos en los problemas de su empresa

Hay veces que creo que estamos muy lejos de construir esa administración deliberativa con la que sueño, otras, como ahora pienso que es tan sencillo como empezar a escuchar.


Como punto de partida os dejo una lectura que a mi me despertó. Es un artículo de Quim Brugué que fue el inspirador no solo de esta entrada, sino de este blog:

Una administración que habla es una administración que piensa

Disfrutadla.

miércoles, 8 de junio de 2011

¿Y si por fin hablamos en serio de la administración?

En estos días de traspasos de papeles, de crisis, imposiciones europeas y calzones quitados, por supuesto se habla de la administración. A mí particularmente me alegra. Me alegra porque aunque no me han dado señales de que vaya a ser así, sigo pensando que la crisis es la gran oportunidad de construir una función pública mejor: más sólida, más flexible y desde luego más eficaz.

Creo que se debe hablar de la administración. Es más, ya vamos tarde, hace tiempo que deberían haberse oído las voces que cuestiona las dinámicas internas y plantean cambios. Pero el debate actual sigue siendo tan pobre como hace un año. Se argumentan pros y contras de lo público, y algunos dicen que cuando pongamos en la calle a 1.000.000 de funcionarios habremos salvado el país. O sea que no hablamos más que de administración SI o NO, y de qué tamaño.

Lo malo es que las conversaciones centradas en estos puntos difícilmente llevan a algo, porque esto de SI o NO a lo público viene a ser como ser del Betis o del Sevilla, tiene más que ver con el corazón que con lo razonable.

Y yo que debo ser muy rarita necesito ponerle nombres a los problemas para poder buscar soluciones. Ese análisis es el que me gustaría oír en esas tertulias que nos acompañan.

Para que no me acusen de pedir sin aportar planteo mi primera lista de temas a tratar:

* La transparencia en la administración. Aunque no se lo crean, los de dentro tenemos que lidiar casi a diario con una ley de protección de datos muchas veces mal entendida que nos hace cada día más opacos. La falta de esa ley de transparencia eternamente pendiente nos perjudica tremendamente a los implicados que son, no sólo los políticos sino también las instituciones públicas porque nos convierte en sospechosos.

* Abramos el debate de los directivos públicos, de los dedazos en las formas de provisión y de lo que a mi me parece peor, la falta de evaluación del libre designado. Creo que no se le da la importancia que tiene al papel fundamental de los buenos gestores públicos, y en este caso no me limito a perfiles políticos, las libres designaciones llegan muy lejos. Algunos lo plantean desde la óptica de la profesionalización de la gestión pública, otros de la necesidad de personas con capacidades y formación en nuevas corrientes de liderazgo, … es urgente una reforma en ese ámbito.

* La administración es la pura esencia de la verticalidad, de la rigidez y por tanto de la mala gestión del cambio. Necesitamos una administración flexible. Esta crisis nos muestra que la falta de capacidad de adaptación está acabando con muchas empresas. ¡Qué la administración no sea una más!

* Es necesario abrir canales para la participación interna y externa. Ahora sí entro de lleno en nuestro tema: necesitamos una administración que escuche. Necesitamos oír lo que la sociedad nos demanda para poder crear valor social, pero del mismo modo es imprescindible crear redes internas para poder generar conocimiento compartido

* Y por acabar mi lista, hay que hablar de cual es el valor añadido de la administración pública. No demos por hecho que está claro o acudamos a las respuestas fáciles porque parece que no todos lo tienen tan claro. Las instituciones públicas por ser públicas pueden y deben desempeñar un papel que es muy difícil en una empresa privada. Deberían ser pioneras en transparencia, en innovación (sí pone innovación) y debería ser un foco de atracción para el talento. Al fin y al cabo hay pocas cosas tan satisfactorias como trabajar para tu ciudad, tu comunidad o tu país.

Reflexionemos al fin sobre cómo debe generar valor social nuestra administración. Introduzcamos otro lenguaje referente a lo público: co-creación, liderazgo, redes de conocimiento, participación y por supuesto innovación.

jueves, 26 de mayo de 2011

¿Pero eso de la participación qué es?

Ahora que ya ha pasado el furor de las elecciones y con los acampados del 15m todavía en las plazas creo que es hora de que aquí también hablemos de participación.

Entre los programas que estos días atrás nos han invadido, en los que nuestros políticos nos hacen propuestas (esas que a veces suenan a proposiciones indecentes) son muchos los que hablan de participación. Incluso en los partidos en los que sus directrices no apuntan en esa dirección, me consta que hay líderes locales que sí están introduciendo políticas de participación.

Nos hablan de presupuestos participativos, de consejos de participación o de gobierno abierto. La verdad es que algunas ofertas están más “cocidas” que otras que suenan a “poco hechas”, pero en cualquier caso ahí están.

Y en medio de todo esto estalla el 15m pidiendo una clase política que escuche y planteando la participación política como un derecho básico.

Todo esto afianza la sensación que tengo de que la participación es un rasgo de madurez democrática imparable ya a estas alturas.

Sin embargo, no todo es igual. Abrirse hacia la participación es tener la capacidad de generar centros de conversación, pero una conversación sincera y honesta.

Es participación:

* Las conversaciones que incluyen a todos los agentes implicados. Deben estar todos los que tengan algo que aportar, bien personalmente o en procesos muy amplios al menos sus representantes. Hablar con mis cuatro amigos con los que me va a resultar muy fácil ponerme de acuerdo es otra cosa.

* El proceso participativo puede no ser el lugar donde se deba tomar la decisión final, pero desde luego no puede servir de teatro para legitimar decisiones tomadas de antemano. Eso es manipulación.

* La participación debería llegar a convertirse en una cultura en la forma de hacer, no en un acontecimiento aislado. Ese es el objetivo.

* Las conversaciones deben ser sinceras ante todo y con las reglas del juego muy claras. Lo contrario es falta de honestidad.

* Y finalmente, cuando hablo espero que me respondan y entiendo que mis propuestas no siempre puedan ser incluidas pero me gustaría conocer los motivos. Si eso no sucede me siento engañada.

Confío en que tanto los que nos unimos pidiendo que se abran más canales para escuchar, como los que se han ofrecido a hacerlo tengan claro los puntos anteriores. Lo espero porque estoy convencida que sólo cambiando la forma en que se han hecho las cosas hasta ahora, conseguiremos resultados distintos y estamos en un momento en que necesitamos esos resultados.

domingo, 22 de mayo de 2011

Lo importante es qué dices, no quién eres

Hay cosas que necesito reposarlas antes de darme cuenta de por qué las hago.

Entré en twitter, no puse mi bio, y empecé a participar. Alguien me dijo que hiciera el favor de ponerla, y no lo hice. ¿Y por qué no hacerlo? ¿Qué tontería!

En mi trabajo en la administración, en dos ocasiones, en que un grupo de trabajadores estábamos exponiendo problemas o puntos de vista a un un responsable político y yo intervine, ambos políticos cortaron mi intervención con un "¿Tú quien eres?" (El más educado dijo "perdona, tú..." el otro no ;-) )

Después de identificarme pude seguir. Ahora ya nunca comienzo una intervención fuera de la red sin decir "Soy maripili, trabajo en no se qué, grupo tal, tantos trienios, número 37 de pie".

Eso es un problema, entiendo la curiosidad de saber quien te habla pero no que no puedas dejarle terminar. Que NECESITEN saber el cargo de la persona que les habla para contextualizar su mensaje.

Es algo con lo que en la administración te encuentras en el día a día. Hay una pirámide y encuéntra a la altura en la que estás porque sólo puedes hablar con el de el escalafón inmediatamente superior y con el inferior.

¿Cúal es la diferencia entre participativo y deliberativo?
Al que respeta la pirámide y sólo permite que le hablen sus colindantes se le llama participativo (ya es lo menos malo, hay quien no permite ni eso, claro). Por eso, la revolución, es ser DELIBERATIVO. Que cojas todas las piedras de la pirámide, las desmontes y les digas "¿Cómo resolvemos esto?"

Los que se rien de la acampada de sol se ríen sobre todo por esta falta de miras: "que quien se han creído, que cómo quieren cambiar las leyes, y qué proponen", etc... No son capaces de entender que hay miles de decenas de personas que quieren algo y no tienen por qué saber cómo. Lo importante es lo que están pidiendo.

Por eso twitter revoluciona el mundo. Porque lees los mensajes de cualquiera y sólo ves lo que dice. Si quieres, puedes profundizar más. Pero, de primeras, sólo ves el debate. Lo que dice, lo que le responden. Eso es lo grande, lo que enriquece.

Por eso, cuando salgo de twitter y me encuentro con el "¿Y tú quien eres?", "¡Imposible que un grupo X lleve este proyecto!", "¿Cómo figura este aquí y no yo, que soy de rango superior?", "háblalo con tu responsable y que el se dirija a quien corresponda",... buf! qué ganas de volver a la red!

Aunque el trabajo hay que hacerlo también en el mundo real. La alegre realidad es que hay deliberativos trabajando. Y, lo que es mejor, cada vez son más!

miércoles, 11 de mayo de 2011

La brecha

Cuando eres técnico eres muy consciente de lo lejos que están los políticos de la realidad. Llegan, proponen cosas absurdas, obvian que el día a día tiene que mantenerse e intentan irse en loor de multitudes.

El problema, cuando llevas años despotricando de que los políticos no se interesan porque las cosas sigan funcionando y bien, además, cuando se vayan, de lo poco que se preocupan por la gestión pura y dura, es cuando conoces a un político o a varios con buenas ideas.

Problema! Porque es entonces cuando te cuentan de lo poco receptivos que son sus técnicos, de que se niegan a apoyarles en sus proyectos, de que no entienden de que el político tiene que hacer las cosas en cuatro años. Que, lo que comience en el cuarto año, o da sus frutos enseguida o, probablemente, será trabajo perdido.

Es lo que llamo "LA BRECHA". La brecha insalvable, además, casi siempre. ¿Qué hace que un político no haga sentirse a su personal técnico implicado en sus proyectos, que no sientan que les ofrece respaldo y que escucha sus necesidades?
Autor: Kuazar Fuente http://www.picoseuropa.net/fotox.php?codi=3911

¿Qué hace que un técnico no pueda hacer mirar hacia el futuro con el político para que reparta su trabajo entre lo que dará fruto mañana y podrán recoger juntos y lo que dará fruto con el tiempo y otros disfrutarán? ¿Qué hace que un técnico no entienda que hay proyectos que, para poder ser realizables, tienen que durar cuatro años o menos?

El trabajo es de todos. Del político con buenas ideas y del técnico con ganas de hacer las cosas bien. Ambos tienen que entender que entran a formar parte de un único equipo que se separará en el tiempo. Tanta liberalidad y ¿Ahora resulta que sólo nos gustan las relaciones para toda la vida?

Es un matrimonio de conveniencia y, como tal, tiene sus reglas. No puedes esperar a que te conquisten, tienes que aprender a respetar y a colaborar juntos. El cariño y, para el afortunado, el enamoramiento, llegará con el tiempo y el trabajo de ambos.

Es un reto. Pero, ¿Los que pasábais por aquí no queríais retos?

martes, 3 de mayo de 2011

Yo no soy @Yoriento

Es un privilegio asistir a un congreso de comunicadores. Te enseña y te hace reflexionar sobre tu forma de comunicar. Todos hemos leído eso de que para mantener la atención hay que hacer algún chiste de vez en cuando y mantener el ritmo de la presentación, pero la realidad es que no todos sabemos contar chistes y la mayoría estamos muy lejos de poder salir a cantar a “capella “ en un escenario como hace @Yoriento y que además al terminar te aplaudan.

Sin embargo, eso no nos inhabilita para comunicar. Mi forma de transmitir mensajes está muy lejos de la gracia del sur, pero si utilizo mis propias herramientas de comunicación mis mensajes llegan.

Esta filosofía de adaptarse a lo que cada uno es, me lleva a otro pensamiento que me rondaba en el congreso. Allí escuchando y aprendiendo de los que están cambiando la administración me preguntaba cuál sería el modelo que finalmente calaría en mi entorno. Desde las butacas se ven mejor las cosas, y desde allí se ven diferencias entre la seguridad y el avance seguro de unos o el empuje y la frescura en el mejor sentido de la palabra de otros.

¿Y nosotros? Nosotros y los que quedan por llegar a esta corriente de cambio aportaremos algo distinto, algo que no sé que será, pero que enriquecerá el proyecto común.

Y esto es así porque las personas son únicas y esas personas son las que forman empresas públicas y privadas que a su vez son únicas, y esas empresas configuran las comunidades autónomas con rasgos distintos y únicos.

Por eso Aragón es distinto del País Vasco y distinto de Cataluña. Y por eso la innovación en cada administración tiene un color distinto.

Me gustan los cuadros de colores.

martes, 26 de abril de 2011

Plantillas que no encajan

Hoy Expansión ha publicado un artículo titulado Recetas para hacer más eficiente el sector público. Se trata de un análisis de Ernst&Young. El tono general es el de otros análisis que buscan reformar la administración aplicando las fórmulas de la empresa privada. Esas que esta crisis ha demostrado que no funcionan.

Aún así he leído evitando caer en juicios de valor apresurados, y lo cierto es que hay puntos en los que es difícil no coincidir. Hoy en día todos estamos de acuerdo en que hay que reducir el gasto. En lo que no pensamos igual es en la forma de hacerlo.

El otro día me enteré de que hay consultoras trabajando en administraciones revisando sus contratos para reducir los gastos a proveedores. El pago se hace con un porcentaje de la reducción del gasto. Hasta aquí no parece que la cosa vaya tan mal. Todos ganan...... O no. Yo me pregunto por qué hay que acudir fuera para hacer algo que en muchos casos no han dejado hacer a los que conocen el terreno. ¿Qué habría pasado si en lugar de contratar a la consultora que todo lo puede, hubieran preguntado antes en casa?. Pues como mínimo que se habrían ahorrado ese porcentaje. Por no hablar de motivación, autorregulación o inculcar una cultura interna de ahorro.

¿Cuántas admistraciones les han preguntado a sus empleados opciones para reducir el gasto?, ¿en cuántas se ha buscado la complicidad de los funcionarios para ahorrar en lo grande o en lo pequeño pero prescindible?

Puestos a copiar modelos prefiero quedarme con los que funcionan y algunos de mis preferidos son dos empresas con bastante en común y de las que hablaban los periódicos este fin de semana: IKEA y Barrabés.

Sobre IKEA me quedo con el comentario de Clara Guasch, emigrante en la cuna de IKEA: "La cultura empresarial española necesita un cambio ¡ya! Es paternalista, patriarcal, jerárquica. Aquí lo primero es el desarrollo de la persona. Creo que en España no lo entienden. Cómo puede llegar a decirse 'no te pago por pensar'. En Ikea esto es inviable. Cualquier cosa que puedas plantear se debate y se valora".

De Barrabés, un esbozo de su estupendo discurso al recibir el premio Aragón: “Mi mundo es un mundo de personas, me interesan las personas, me gusta la gente, una muchacha en Tanzania o una en Plan esconden el mismo secreto, las dos pueden cambiar las cosas. A veces solo hay que tocar un poquito para que sea así, otras surgen héroes, no importa. Lo realmente diferencial es que todos tenemos ese potencial, he aprendido que hay que empoderarse para cambiar las cosas en tu casa, en tu entorno, en tu vida y en el mundo. Soy Carlos un muchacho de Benasque y estoy recibiendo el premio Aragón, en estos momentos una muchacha de Sahún y un muchacho de Beceite tienen una idea en su cabeza que puede revolucionar las cosas. Hagamos que su entorno se lo permita, digámosles que es posible.”

Volviendo a la administración, ¿Carlos Barrabés habría ido a buscar fuera ignorando y casi despreciando la capacidad de su equipo?. Creo que aprovecharé la accesibilidad de la red y se lo preguntaré a él mismo.

miércoles, 13 de abril de 2011

La participación en la administración existe

Hoy me he encontrado un pedacito de administración deliberativa muy cercana a mi entorno y como creo que ocasiones habrá de hablar de cosas que no funcionan, quiero aprovechar la ocasión de hablar de algo que sí lo hace.

He estado hablando con el director de un servicio de 200 personas. Y me ha gustado lo que me ha contado.

Me ha contado como al plantear la obligatoriedad o no de acciones que desembocan en nuevos proyectos buscan el equilibrio entre implicar a la gente y respetar las preferencias individuales. También como van evolucionando de planteamientos de calidad más formales a otros más flexibles y desde mi punto de vista más maduros. Hemos hablado de cómo buscan ayuda en facilitadores, no porque no sepan hacer ese papel, sino porque buscan la objetividad de un tercero y sobretodo evitar que los proyectos no salgan por estar contaminados por simpatía o antipatía hacia el que los lidera.

Pero sobre todas esas cosas hay una que me ha gustado más que las demás y es la aventura de hacer el plan estratégico entre todos los componentes del servicio.

Hay veces que para innovar hay que romper con todo, pero hay otras en las que se consigue innovar “simplemente” yendo un paso más allá de lo establecido.

Por todo lo anterior se han ganado un hueco más que bien merecido en este blog donde nos juntamos los deliberativos.

jueves, 31 de marzo de 2011

Administración Innovadora

Lo que sigue no está escrito pensando en un blog y no se adapta al formato esperado, pero aún así creo que es una muy buena manera de empezar. Prometo adaptar las siguientes entradas a los gustos de los "bloggeros".


En este país donde los políticos son unos ladrones y los empresarios unos explotadores, a los funcionarios nos ha tocado ser unos vagos. No hemos salido mal parados. Ahora bien, hagamos un esfuerzo por no hablar de la administración pública y de sus funcionarios con frases hechas, por aquello de no pensar con frases hechas y en ese contexto de apertura la pregunta que surge es ¿dónde nos lleva el debate sobre la función pública que se está planteando? 

En un momento donde la valoración social de los servicios públicos está en uno de sus momentos más bajos, la sociedad no necesita una reforma, sino una “mejora de la función pública”, y esto último no se podrá hacer sin contar con los que estamos dentro. Si no se añade ningún ingrediente en este camino que se ha emprendido, al final tendremos una función pública un 5% más barata y más pequeña pero no más eficaz, ni más eficiente, ni en definitiva mejor. 

No se consigue el pleno desarrollo de las organizaciones, ni de las estructuras sin pasar por el desarrollo de las capacidades de las personas que las componen. Tampoco de las estructuras públicas. 

No se mejorará la comunicación entre administraciones hasta que los funcionarios que las componemos asimilemos la necesidad de comunicarnos. No tendremos las organizaciones inteligentes que ya introdujo Peter Senge hace años hasta que los que estamos dentro adquiramos esa visión compartida y global que mira más allá de nuestra mesa. Y desde luego, no habrá ideas nuevas en la administración hasta que no se abran los cauces que permitan escuchar a las personas que las tienen. 

La buena noticia es que hay toda una corriente que avala este planteamiento. Conceptos como gobernanza, administración pública deliberativa o gobierno abierto se abren paso. Simplificando mucho podemos decir que son tres patas de la misma mesa en la que se ensalza la participación en el proceso político y en la toma de decisiones. 

En este ámbito, los pensadores han hecho los deberes, Daniel Innerarity, Quim Brugué o Joan Subirats entre otros llevan una larga trayectoria poniendo las bases ideológicas del cambio. En el terreno legislativo, la ley 11/2007 de acceso electrónico de los ciudadanos a los servicios públicos abrió un camino de cambio que refuerza el Estatuto Básico del Empleado Público. 

Ejemplos donde mirar también hay, desde el oGoverment de Obama que fue el primero en estrenar los valores de transparencia, participación y colaboración, la oficina del Primer Ministro Británico o la solidez de la innovación del sector público australiano (sí, nuestros hermanos mayores también tienen funcionarios). Iniciativas cercanas tenemos: el impresionante despliegue del Irekia de Euskadi que sirve de marco para su Plan de Innovación Pública, los pasos en Cataluña que aporta entre otros el proyecto InnoGencat y aquí en casa tengo que mostrar mi debilidad por el trabajo de Nacho Celaya en el campo de la Participación Ciudadana del que espero sirva de espejo para ese campo por desarrollar en Aragón que es la participación desde dentro. 

Ya ven, hay un atractivo camino abierto pero es cuesta arriba y tiene curvas. Así que apunten porque hay deberes para todos: 

Los ciudadanos deberían hacer uso de los canales de participación que ya se están abriendo y a los que les seguirán muchos otros. Úsenlos para transformar las quejas en propuestas y la incomprensión en preguntas. 

Todos los que componemos la administración tenemos que asumir nuestra responsabilidad en el cambio y aceptar que las cosas no necesariamente se deben hacer como siempre las hemos hecho. 

Los políticos deberían volver la mirada hacia dentro e invertir esfuerzo en hacer cómplices de la participación a los componentes de la administración, que son los que a fin de cuentas ejecutarán las medidas que traducen los cambios culturales en hecho concretos. 

Y por último, señores directivos de la función pública sobre ustedes están ahora las miradas. Cojan un post-it y pónganlo bien visible en la pantalla de su ordenador. Tienen que anotar en él las palabras: 

administración pública deliberativa, gobierno abierto y gobernanza. Pueden incluso utilizar sus siglas que parece que visten más APD, oGov, … pero sobre todo búsquenles un hueco en sus agendas porque cuando las cosas van mal, y ahora van muy mal, los juicios que se hacen sobre las actuaciones de alguien no se quedan sólo en lo que se hizo, sino que abarcan lo que se dejó de hacer. 

Sirvan estas líneas como pobre respuesta al llamamiento que hace Quim Brugué en sus “Reflexiones desde mi rincón, a propósito del final del año”, en el que entre otras cosas se atreve a “esperar del futuro unos ciudadanos que nos exijan y nos ayuden en el desarrollo de nuestra tarea política”.